23 feb 2014

Basado En Hechos Reales

Cada mañana madrugaba para ir a trabajar. Tomaba el metro aunque si por ella fuera iría en su propio coche, con la radio puesta, aislada por los cristales del ruido, de la mínima cercanía con el resto de los mortales a esas horas intempestivas. Pero el tráfico en Madrid era insoportable y no le quedaba más remedio que bajar las escaleras de la boca de metro todas las mañanas, meterse en un vagón e intentar coger sitio para poder ir sentada durante el trayecto.

Esa mañana llovía, entró en el vagón por los pelos después de casi resbalar al correr por el andén y consiguió sitio en el único asiento que quedaba libre. Después de recuperar el aliento y recomponerse, se dedicó a observar a la gente que tenía alrededor; esta tonta rutina le llevaba tan solo unos segundos y le permitía sentirse un poco más ubicada, para después sacar su libro de bolsillo y aislarse todo lo posible de lo que ocurría a su alrededor hasta que llegase su parada.

 Pero esta vez las cosas ocurrieron de otra forma.

En su repaso alrededor del vagón, bajó los ojos a la altura de sus pies y se encontró a un precioso caniche de pelo oscuro y con los ojos brillantes mirándola fijamente y con cara de simpático. Al perro le seguía una fina correa que subía al lado de las piernas de su dueña. Las zapatillas que ésta llevaba le gustaron, las piernas eran perfectas, su ropa muy bien elegida, su corte de pelo chulísimo e iba navegando en su tablet sin poder averiguar nada más sobre ella, así que decidió hacerse amiga de su perro para poder acercarse. Porque nunca, nunca había hecho eso, era la primera vez que intentaba ligar en el metro, pero es que la ocasión lo merecía.

Pareció caerle bien al caniche, le acariciaba la cabeza, el perro le daba la pata, acercaba el morro a su mano; parecía estar dando el visto bueno a esta desconocida que se acercaba a ellos con tanta amabilidad. La que parecía no enterarse de nada era la dueña, que seguía con la nariz metida en su tablet y no había manera de que levantase la cabeza. Por fin, quedó un sitio libre justo a su lado y mientras se preguntaba qué coño estaba haciendo, se cambió de asiento y se situó a pocos centímetros de ella. 

Dios mío! Y qué hago si me mira? Y si me habla?? Qué coño hago aquí al lado esperando a comunicarme con ella de alguna forma? Pero es que... es que... es tan maravillosa! Es que vamos a llamar a nuestros hijos Pepe como mi padre y Manoli como la suya, o como ella quiera, porque sí, seré su esclava para siempre con tal de estar a su lado, de dormir con ella, de compartirlo todo juntas. Ya me veo mudándome a su casa en la segunda cita, como debe ser, y viendo películas arropadas con la mantita, y cocinando platos vegetarianos para nuestro grupo de amigas, y yendo a quedadas blogueras en plan pareja, y viendo el tenis por la tele los domingos por la tarde. Ay! Ella todavía no lo sabe pero en cuanto levante la cabeza y nos miremos, nuestras vidas cambiarán para siempre 

El caniche la miraba con sus pequeños ojos llenos de emoción, él también quería que su dueña y esta soñadora desconocida se enamorasen, y así poder vivir con ellas para siempre. Y de repente ocurrió: por fin iba a poder ver su cara... porque la desconocida de zapatillas preciosas, piernas perfectas, ropa bien elegida y corte de pelo chulísimo levantó despacio la cabeza, giró suavemente el cuello en dirección a nuestra enamorada protagonista y sus caras, sus bocas, sus miradas, por fin se cruzaron:
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¡¡¡NOOOOOOOOO!!!


¡¡Nooo, nooo, nooo!!!! Esto no era lo que habíamos hablado!! Nooo! Este no era el trato!! 

¡¡¡NOOOOOOO!!!



Nuestra protagonista se levantó de un respingo y aprovechó que el metro estaba parado para salir del vagón y ponerse una bolsa de aire en la boca para respirar. ¿Por qué?? Por qué? Si era la mujer de sus sueños! Todo encajaba! Por qué??

Subió con paso apresurado las escaleras que la devolvían a la calle, a poder respirar aire y notarlo en la cara. Entonces se fue tranquilizando, sonrió, de hecho se le escapó una pequeña carcajada y pensó: Joder, si tuviera blog debería contar la chorrada que me acaba de pasar.


P.D. Pero no, Rita The Singer ya no tenía blog, así que decidí contarlo por ella. Es por ello que la historia tan solo está basada en hecho reales, y la pobre mujer dueña del caniche no sabemos cómo era exactamente, pero por lo visto le sacaba como cuarenta años de diferencia y daba un poco de miedito.

Rita The Singer sobrevivió a esta experiencia con terapia profesional y en la actualidad vive como una mujer moderna e independizada, emplea su tiempo libre en dar patadas a un balón, abrir y cerrar paraguas y hablar de ordenadores en un lenguaje ininteligible al oído humano común con el único fin de mosquear al personal.

10 comentarios:

Nosu dijo...

Ohhhh, qué superficiaaal! XD
Pensaba que seria una ex, q en todo caso necesitaría también de bolsa de papel para respirar

RitaTheSinger dijo...

Que superficial ni que gaitas!!! Ahí estaba yo construyendo los siguientes cuarenta años de mi vida con ella y a la buena mujer no le quedaban ni 20 de muerte natural ni 5 de sobredosis!!!! Que tenía una cara de mascar papelinas... :____(

Mancantao, Hormigagagaga!!!!! Jajajajajajajaja Eres mi digna heredera :)

Juli Gan dijo...

Bueno, vale ya de meteros conmigo. ¡Por eso llevo la tablet! Y porque llevé el caniche, que la próxima, el rottweiler. Jaaaajaja

Paloma dijo...

Jajajaja...
En japonés hay una palabra, bakkushan, que describe a las mujeres que son guapas de espaldas pero cardos cuando se dan la vuelta. Maravilloso.

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

Espera que ahora sea yo quien recupere el aliento, pero de la risa!!!!!!! la historia buenisima, pero el final! RITA LA CANTAORA! jajajajajajajajajajaja
DIOS, NO PUEDO CON LA VIDA!


XDDDDD


Evidentemente soy Coqui! si.

ISA dijo...


Pero ¿no habíamos quedado que el aspecto no importa, que lo que importa es la persona por dentro?, ainssssssssssssss

Anónimo dijo...

El aspecto no importa es la mentira por excelencia,...

Anónimo dijo...

Pobre chica...jajaja qué malas sois !!

Muchas requeteoperadas...eran antes así, o peor !! Jajaja así que cuidadín con la descendencia, que aunque la mona se vista de seda...los genes...los carga el diablo !! Jajajaja

La del Hospital.

LA DESGRACIÁ dijo...

Lo mejor: la letra pequeña, xD


Muaaks

Anónimo dijo...

oye, que tienes tiempo libre ahora... podrias actualizar no?

coqui