Mala Madre

Como ya documenté en el post anterior, los reyes me han traido una preciosa sobrinita. Pero como son tan generosos y yo tan buena, se han estirado y también dejaron por aquí otra criatura...

Los reyes son unos cachondos, y decidieron dejarnos a Jochi y a mí un TAMAGOCHI para cuidarlo y criarlo como si de nuestro hijo se tratase. Al principio me hizo gracia, porque mientras jugaba al mus, el tamagochi pitaba pidiendo caca, biberón y cosas por el estilo y solo había que plantearse lo de: ¿vas tu o voy yo? y apretar un par de botones. Hasta ahí bien. La gracia fue cuando el espíritu maternal de jochi afloró y dijo que se lo llevaba a dormir porque si pitaba por la noche y no lo atendíamos, podría morir. Y pitó. Y me despertó. Y a ella no. Y aun así, a la mañana siguiente apareció muerto (entre sueños debí llevarlo a jugar y lo que me pedía era biberón). Fue traumático, pero fue tan sencillo como abrir la tapa, ponerle de nuevo la pila y vuelta a empezar... Ha muerto varias veces ya, de hecho ya lo he jubilado a un cajón, sin pilas, sin tapa y sin nada de nada. Llamadme cruel, pensad que si no soy capaz de mantener a un tamagochi con vida, ni a mis plantas, ni a cualquier cosa que reclame un poco de atención, de los niños ni hablamos! pero qué coño, bastante tengo con domesticar adolescentes a diario!

Por otro lado, visto el interés por el juguetito sexual del que os hablaba el otro día, os dejo una foto de su primo hermano...

(es tamaño pintalabios, por si la perspectiva os despista)