A lo mejor me llueven tomates después de manifestar mi opinión, pero me inquieta el tema y me apetece sacarlo al ruedo.
Polémica por el hiyab, el pañuelo de marras que ha llevado una niña al instituto y como consecuencia de las normas internas de dicho centro la niña ha sido expulsada.
Soy la primera que muchas veces habla por hablar, teniendo el conocimiento justo o incompleto de las cosas, pero es que si no no hablaríamos de nada. He leído aquí y allá, y he encontrado lo que sospechaba: que ese significado machista y opresor hacia las mujeres que dicen que tiene el hiyab no es así de radical, ni cierto del todo.
El uso del velo por parte de las mujeres musulmanas en el transcurso del siglo XX y los primeros años del XXI se ha convertido en una cuestión clave en materia de emancipación y de identidad musulmana.
Para muchas mujeres musulmanas, llevar el velo es un símbolo de identidad. Lo es para las féminas que viven en países occidentales, que lo utilizan como una manera de permanecer fieles a sus orígenes, lejos de su tierra, y distinguirse como miembros de su comunidad.
En ocasiones, lucir el 'hiyab' es una forma de rechazar la globalización cultural que se impone en los países musulmanes, un signo de rebeldía contra el colonialismo. Esto explicaría la popularidad del tocado en Marruecos, Egipto o Turquía.
En otras ocasiones, llevar el 'hiyab' se ha convertido en una moda, una forma de ser joven y 'cool' sin contravenir las tradiciones de los progenitores. No hay más que ver a las 'muhayababes' de las revistas del corazón o a las estilosas princesas del Golfo.
Es falso el estereotipo que tenemos en España y Europa de que las mujeres veladas son sumisas e incapaces de defender sus derechos. En ocasiones, puede que las mujeres se sientan obligadas a llevar esta prenda por la presión familiar o por el entorno social. Pero casi siempre son ellas las que eligen, llegada la edad, ponerse el pañuelo, sobre todo en las sociedades europeas.
A menudo se confunden el hiyab con el burqa o el nigab. Estas dos últimas prendas no tienen nada que ver con el Corán o el Islam. Se trata de vestimentas ligadas a tradiciones tribales y a costumbres culturales, totalmente ajenas a los países del Magreb y el Mashreq, por ejemplo, y de las que quiero investigar de dónde vienen porque esas sí me dan cierto mal rollo.
Con todo esto no quiero decir que me parezca que tooodas las niñas y mujeres se lo pongan porque les da la gana y por las razones que he argumentado, pero tampoco ocurre todo lo contrario. Por favor, sentido común, respeto, y basta ya de prejuzgar sin saber qué hay detrás de cada persona. Hoy una alumna marroquí que está perfectamente integrada, que ojalá tuvieran algunos la educación y las maneras que tiene ella, ha venido con el hiyab puesto. La conozco desde hace años, y jamás se lo había visto, está totalmente occidentalizada, pero hoy me temo que se lo ha puesto en señal de protesta, y a mí me ha parecido estupendo.
En resumen, que todo depende del ojo con el que quieras ver las cosas, y que en mi opinión, los nuestros (y hablo de adolescentes) deben aprender a integrar a los diferentes no en función de si llevan o no un pañuelo, o comen esto o lo otro, sino porque entiendan que en el fondo, y no tan en el fondo, todos somos iguales.
Hala, ya me he desahogado.
Me voy corriendo que no me caigan tomates.