Era la navidad de lo que me parece hace mil años. Yo era una yogurina que no sabía mucho de la vida, ni de lo que me pasaba, ni entendía bien del todo por qué estaba tan triste y apagada. Sabía desde hacía tiempo que tenía un problema, y lo único que había hecho había sido obviarlo y hacer como si no pasara nada. La estrategia me había funcionado un tiempo, pero la mierda de debajo de la alfombra estaba empezando a asomar y ya no podía escondérmela más.
Me metí en la ducha para después vestirme y salir. Había quedado con Muyme para celebrar nuestra propia navidad, ya que hacía mucho que no nos veíamos y nos lo merecíamos. Me recuerdo llorando como una magdalena debajo del chorro de agua, agobiada, cansada, angustiada y confundida.
Volver a encontrarme con ella sacó lo mejor de mí, y después de muchas risas y muchas palabras, las también muchas cervezas nos pusieron más serias y un poco dramáticas. Muyme me contó sus miserias y yo le conté las mías: aquella fue la primera vez que dije en alto lo que me pasaba...
Síp, me molaban las chicas!
El caso es que no me había dado fuerte por una chica nunca, no me ocurrió la típica historia de me cuelgo de mi mejor amiga, ni de nadie, era peor: era solo que lo sabía, pero una parte de mi subconsciente lo escondía.
Y hala, ahí lo solté todo, me dejó hablar y hablar, soltarlo todo, llorarlo todo, y sacar toda la mierda desesperación que llevaba guardada. Recuerdo aquella noche con bastante nitidez, pero de lo que más me acuerdo es del sencillo y gran consejo que me dió: actúa con naturalidad.
Por entonces me pareció que para ella era fácil: siempre había hecho lo que le había dado la gana, siempre había actuado con las tripas y no con la cabeza, siempre por impulsos, para todo. Aquella forma de actuar siempre le había traido consecuencias, ya que mucha gente la tachaba de rara o colgada, pero en el fondo era lo que todos querían hacer y nadie se atrevía (maldito invento la adolescencia).
Ahora han pasado un puñado gordo de años, pero no se me ha olvidado el gran consejo: ACTÚA CON NATURALIDAD.
No lo hice desde el primer momento, aunque ahora lo hago practicamente al 100%. Pero con la perspectiva que te da el tiempo, me he dado cuenta de que esa es la única opción.
Supongo que con esta historieta no os estoy contando nada que ya no sepáis, pero me apetecía contarla y recordároslo por si acaso hay alguna que lo dude, así que hala...
...a ser felices, so guapas!